miércoles, 23 de octubre de 2013

Julio Nudler, en PáginaI12. Hace nueve años...

Hace nueve años Julio Nudler denunciaba censura en PáginaI12 por esta nota: De títeres y titiriteros
A la distancia, interesante ver a quién afectaba la nota censurada y lo premonitorio de algunas cosas que planteaba respecto del Gobierno y del periodismo
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“Amigos:
Hoy sábado no aparece en PáginaI12 mi Panorama Económico porque la nota fue levantada anoche por el director. Su texto denunciaba la designación de Claudio Moroni al frente de la Sindicatura General de la Nación como un acto de grave corrupción, y abundaba en datos sobre la siniestra trayectoria de Moroni, títere del no menos corrupto jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
Personalmente (no en tanto periodista) apoyo diversos aspectos de la política de este gobierno, pero veo que su corrupción va en aumento (la designación de Martín Pérez Redrado y Miguel Pesce al frente del Banco Central ha sido otro hecho muy preocupante, además de las exacciones que cometen a diario los ministerios de Roberto Lavagna y Julio De Vido, con total impunidad).
Mi punto de vista es que debe rechazarse de plano el “roban pero hacen”. Aunque hagan, si roban deben ser investigados, juzgados y condenados, según el criterio de jueces independientes.
En este contexto, no es casual que tanto Duhalde como Kirchner se hayan ocupado de inutilizar a los organismos de control, como ocurre con la SiGeN y con la Auditoría General de la Nación.
Pienso que la única manera de salvar a este gobierno y prevenir otra etapa desgraciada es impedir por todos los medios que siga hundiéndose en la corrupción, como ya es manifiesto.
Los fraudes cometidos por Fernández/Moroni son alevosos, y ya puede imaginarse para qué se designa a un delincuente al frente de la SiGeN, donde por otro lado permanece la mujer de De Vido, carente de toda idoneidad. La sensación de impunidad de los funcionarios no parece haber menguado. Creo que impedir la publicación de mi nota dista de ser un gesto de apoyo a las políticas valiosas de este gobierno, sino un acto de irresponsable complicidad con los factores que, tarde o temprano, determinarán su hundimiento.
Personalmente no haré sin embargo campaña alguna de denuncia contra Página 12 por este episodio -el más extremo aunque no el primero en esta deplorable tendencia- ni daré ninguna entrevista a nadie para hablar de este asunto.
Así como no quiero perjudicar a este gobierno sino evitar, con mi modesto aporte, que se suicide tampoco quiero afectar al diario, que también se está suicidando. Sé que en otros diarios gozaría de mucha menos libertad. Pero rechazo de plano la censura también éste. No le adjudico al director ni a nadie el derecho a censurar mis notas, aunque él lo haga cada tanto y yo no pueda evitarlo, y no pienso negociar nada al respecto. Me niego a convenir regla de juego alguna. La única es el ejercicio responsable de una plena libertad de expresión.
Sí creo, por el contrario, que es mi deber y el de todo periodista honesto denunciar sin rodeos los crecientes actos de corrupción del gobierno de Néstor Kirchner.
Aspiramos a una democracia republicana, en la que los servidores públicos rinden cuenta de sus actos.
Julio Nudler
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Un lector no creía que Página realice un acto de censura como lo denunciaba Julio Nudler, le escribió y Julio respondió:
El texto que figura al pie del suyo efectivamente me pertenece y lo reivindico en todo su contenido, aunque pueda generarme más de una querella.
Deseo sólo subrayar que el grave proceder del que he sido víctima en PáginaI12, y otros semejantes que mancillan a diario a varios colegas en el mismo diario, siempre con el propósito de favorecer al gobierno kirchnerista (eso es lo que creen al menos), no puede ocultar el hecho de que en otros medios más fuertes el estado de cosas es peor o mucho peor. Allí la autocensura de los periodistas es masiva. A mí mismo, de haber estado trabajando para Clarín, por ejemplo, jamás se me hubiese ocurrido escribir la nota cuya publicación el director de PáginaI12 impidió. Prueba de la desvirtuación de esos medios y de otros muchos, como los diarios económicos, por ejemplo, es que jamás se hacen eco de temas muy trascendentes, como la denuncia que hice recientemente sobre la conducta impositiva de Eduardo Eurnekian. Incluso periodistas que se presentan ante el público como ejemplos de honradez, se cuidan muy bien de meterse con personajes como Eurnekian o Franco Macri. Vale decir que priorizan el negocio y traicionan su deber para con el público. En síntesis: en PáginaI12 el panorama es sombrío, pero en otros medios es decididamente negro.
Julio Nudler
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“Los trabajadores de Página 12, reunidos en asamblea, aprobamos por unanimidad el siguiente texto:
Buenos Aires, 27 de octubre de 2004
Como compañeros de Julio Nudler, quien desde hace más de catorce años escribe sus columnas y artículos en PáginaI12, reivindicamos su derecho a informar y repudiamos el contenido del editorial aparecido hoy en el diario, con la firma de su director, Ernesto Tiffenberg. Consideramos redundante detenernos a señalar la honestidad profesional e intelectual de Nudler, quien tiene una impecable trayectoria y que, como muy pocos, ha alcanzado un indiscutido prestigio entre sus colegas y lectores. Por lo tanto resultan inaceptables las maliciosas imputaciones que se le formularon desde la dirección periodística que le confió durante largos años la jefatura del área de Economía y que luego dejó en sus manos los panoramas semanales de esa sección. Es un disparate suponer que tamaña responsabilidad hubiera sido delegada en alguien que tuviese la más mínima relación con el texto agraviante difundido en la edición de hoy. Como compañeros de trabajo de tantos años nos sentimos orgullosos de la actitud asumida por Julio Nudler ante un acto de censura que nos lesiona como periodistas y que hace peligrar la relación de confianza establecida con los lectores desde hace 17 años. La nota censurada denunciaba graves actos de corrupción que involucran a altos funcionarios del actual gobierno nacional. Además, lo sucedido no es un hecho aislado sino que forma parte de una sucesión de episodios similares. Contra lo que se pretende insinuar en el editorial, decimos que la rigurosidad con que Julio Nudler trata la información es la única manera de respetar y sostener la credibilidad del medio en el que desarrollamos nuestra tarea. Ante una situación de tamaña gravedad, exigimos un inmediato pronunciamiento de las organizaciones que dicen defender el derecho a la información y a la libertad de prensa.”
*Con aporte de Darío Aranda

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