domingo, 19 de febrero de 2012

Argentinos imaginarios del kirchnerismo

Un minero antiambientalista, un vecino antisubsidios y una científica repatriada son algunos de los personajes inventados por el oficialismo para apuntalar su discurso
Por: Sergio Carreras
Hace casi 30 años, en 1983, el sociólogo argentino Juan José Sebreli publicó Los deseos imaginarios del peronismo , uno de los análisis más críticos del movimiento de masas creado alrededor de nuestro famoso general. En ese libro, Sebreli empuña una afirmación polémica al sostener que “el ‘verdadero peronismo’ fue un peronismo imaginario que nunca existió” más que a nivel enunciativo y que esa idea jamás coincidió con su práctica.
Cuando la política es llevada al terreno de las creencias y de los discursos propagandísticos y publicitarios, le caben también afirmaciones como la que lanzó el semiólogo italiano Umberto Eco el año pasado, con motivo de la difusión de cables diplomáticos que hizo la organización WikiLeaks: las audiencias sólo creen aquello que ya saben, aquello que les confirma lo que ya les habían dicho. Esto, con independencia de que lo que saben sea cierto o no. La verdad pasa a ser irrelevante.
El buen minero. En los últimos meses el discurso del Gobierno nacional, asentado en una desequilibrada distribución de la publicidad oficial y en un profuso grupo de medios replicantes de sus puntos de vista, se nutrió además con la aparición de testimonios en primera persona que ratificaban algunas líneas fundamentales de sus propuestas.
El más reciente de esos personajes se hizo ver a todo el país el pasado 9 de febrero, cuando la presidenta Cristina Fernández participó, a través de una teleconferencia desde la Casa Rosada, en la inauguración de un horno de la empresa Cementos Avellaneda, en la ciudad bonaerense de Olavarría.
En esa fábrica estaba presente el vicepresidente Amado Boudou, quien introdujo en la transmisión oficial al un hombre que presentó como un simple trabajador de la fábrica, Antonio Domínguez:
–¿Qué tal, compañera presidenta?
–¿Qué tal, compañero, cómo le va, qué dice?
Antonio, vestido con un pantalón gastado, una camisa gris de grafía y un casco amarillo, parecía un obrero más. Pero una vez que tomó el micrófono, en lo que parecía una acción espontánea, comenzó a defender la política oficial minera y despotricó contra los ambientalistas que cortaban rutas e impedían trabajar a las empresas.
–Los trabajadores mineros queremos trabajar y en paz. ¡Qué nos dejen trabajar! Sólo eso pedimos. Y no que cuatro o cinco pseudoambientalistas nos corten la ruta, no queremos esto.
La Presidenta comenzó a hacer gestos de sorpresa por lo que estaba escuchando, y tuvo varias expresiones de elogio hacia el trabajador.
–Me gusta que venga de un trabajador. A vos no te pueden acusar de ser hombre de la Barrick o de cualquier otra empresa. No tenés pinta de ser hombre de la Barrick.
También lo elogió:
–Podríamos decir: vox populi, vox dei , porque no sos ningún dirigente político, sos un trabajador que defiende sus fuentes de trabajo.
Esta conversación ocurrió cuando estaban en su cenit las protestas de los vecinos de Famatina (La Rioja) y Tinogasta (Catamarca) contra la intención gubernamental de explotar minas metalíferas a cielo abierto cerca de sus localidades. El discurso del trabajador Antonio, era un regalo de los dioses transmitido en cadena nacional.
Pero no pasaron muchas horas hasta que se descubrió la verdad. Antonio es en realidad Armando César Domínguez, vicepresidente del Partido Justicialista de Olavarría, al mismo tiempo que secretario general de la seccional local de la Asociación Obrera Minera Argentina (Aoma), además de vocal primero de la conducción nacional del sindicato.
Aunque Domínguez, que se hizo pasar por un simple obrero, intentó corregir su nombre cuando Boudou lo llamó Antonio, en ningún momento aclaró que se trataba de un dirigente político y sindical. Tampoco lo aclaró el vicepresidente, que lo presentó.
Para colmo, este “simple trabajador” en 2010 fue interventor del gremio nada menos que en San Juan, donde hizo gala de tener “contacto y muy buena relación con las grandes compañías”, tal como declaró en una entrevista al Diario de Cuyo. ¿Cuál es la gran compañía minera que trabaja en San Juan? La firma Barrick, que explota las minas de oro a cielo abierto Veladero y Pascua-Lama.
–¡Grande, Antonio! ¡Grande, Antonio!– lo elogió por televisión la Presidenta.
El vecino y la científica. Otros episodios similares al del falso Antonio, ocurrieron en los últimos meses del 2011. En noviembre, el diario oficialista El Argentino , una de las marcas del emporio paraestatal de Sergio Szpolski, publicó la nota titulada “Un usuario renuncia a recibir subsidios”.
El diario contó que “un hombre de 66 años que reside en Vicente López, en el norte del Gran Buenos Aires, quedará en los registros del Estado como el primer ciudadano argentino que, por voluntad propia, consiguió que el gobierno deje de subsidiarle el servicio de agua potable y saneamiento”.
La nota fue reproducida en otros medios de tónica oficialista, y la historia del vecino recorrió portales y canales de televisión. Este señor era el argentino modelo, el ejemplo a imitar, hacía lo que el Gobierno acababa de proponer tres días antes: renunciar a los subsidios. Así, el buen hombre comenzaría a pagar 500 pesos mensuales por el agua, en lugar de los 150 pesos que abonaba gracias al subsidio.
Pero lo que los medios oficialistas olvidaron decir fue que el vecino, llamado Raúl Timerman, es primo del canciller Héctor Timerman, y que además mantiene una relación cercana con Fernando Braga Menéndez, el publicista que trabaja para el kirchnerismo, de quien fue socio. Tan cercana es la relación, que este vecino común y corriente fue quien introdujo a Braga Menéndez en el círculo “K”, cuando lo presentó al ex jefe de Gabinete Alberto Fernández. Además, según publicó el desaparecido diario Libre , el hijo de este vecino, Gerónimo, era uno de los responsables de la consultora KPMG que en 2004 aseguró que Argentina tenía el más bajo nivel de corrupción de los últimos 20 años, pese a que días después Transparencia Internacional descendería al país al puesto 108 entre las 146 naciones incluidas en su discutido ranking de la corrupción. Todas esas vinculaciones del “vecino”, fueron ignoradas en las noticias.
Un mes antes, durante la campaña presidencial que consagraría la reelección de Cristina Fernández, uno de los avisos contó la historia de una científica llamada Cecilia. El spot la presentó como una profesional que abandonó el país debido a la crisis económica que siguió a la caída delarruísta y que había sido repatriada en 2009 gracias a las gestiones del kirchnerismo.
Pero en realidad Cecilia Mendive se había ido a Alemania en 2007, no a causa de los trastornos económicos sino gracias a una beca que le pagó el Conicet. Antes de irse, la científica habría tenido trabajo y sueldo en Argentina entre 2002 y 2007, y en este último año se radicó en Alemania porque se había casado con un alemán.
Cuando se descubrió esto y los medios la consultaron, dijo: “En 40 segundos no podía contar todo lo que había hecho. No me fui por la crisis, sino porque gané una beca”. Contó que discutió con el productor del aviso de campaña, porque le quisieron hacer decir que era una víctima de la fuga de cerebros post 2001, pero ella se negó.
La mirada de los expertos. El especialista en campañas electorales y discurso político Mario Riorda, opina que “este tipo de hechos no dejan de ser anecdóticos, no revisten gravedad pública o electoral, pero estigmatizan o ridiculizan, no tanto al líder, sino a los equipos técnicos responsables del hecho”.
Riorda, que acaba de publicar un libro sobre la comunicación gubernamental en problemas (La gestión del disenso), señala que situaciones como las anteriores no suelen ser planificadas por las principales autoridades políticas, sino “episodios no profesionales, altamente amateurs y sin necesidad. Difícilmente sean parte de una estrategia deliberada”.
La especialista en medios Adriana Amado, docente en las universidades nacionales de Buenos Aires y La Matanza, acaba de publicar su informe sobre la última campaña electoral, titulado Redes, votos y rock & roll .
Allí menciona que la contienda fue “desarrollada a partir de un lenguaje testimonial más cercano al t alk-show que a la publicidad tradicional”. En esa línea, se refiere al aviso de la científica Cecilia y destaca que “la enmienda del relato que presentaron unos pocos medios no hizo mella en la creencia de lo mucho que el Gobierno estaba haciendo por la ciencia”.
Amado cita al lingüista estadounidense George Lakoff, diciendo que “cuando los hechos desmienten el marco conceptual, la gente descarta los hechos y mantiene los marcos”.
En traducción libre, aunque el obrero minero fuera falso, el vecino antisubsidios un invento y la científica repatriada una libre adaptación, el público sigue creyendo en la idea general del mensaje: los trabajadores no quieren a los pseudoambientalistas, los vecinos buenos ayudan al Gobierno y el país sigue condenado al éxito si continúa de la mano de esta administración.
Estos testimonios en primera persona, aunque con enunciadores falsos, ayudan a contrarrestar la indiferencia que suscitan las campañas tradicionales e impersonales. Además llevan implícita una idea de lo que debería ser un argentino patriota y responsable, trabajador y derecho. Van preñados con la idea de un argentino imaginario, funcional a los propósitos de este gobierno.
Además, quien nos interpela no es un gobernante, sino alguien “como nosotros” que, con su testimonio, refuerza el discurso oficial. El problema es cuando nuestros iguales, terminan siendo tan mentirosos como el peor de nuestros políticos.

Del montaje al mensaje, según los expertos
No planificado. Según el especialista en campañas electorales y discurso político Mario Riorda, este tipo de situaciones no suelen ser planificadas por las principales autoridades políticas, sino que son “episodios no profesionales, altamente amateurs y, lo más obvio, sin necesidad. Difícilmente sean parte de una estrategia deliberada”.
Clave testimonial. La investigadora de medios Adriana Amado afirma que la última campaña electoral fue “desarrollada a partir de un lenguaje testimonial más cercano al talk-show que a la publicidad tradicional”. Los testimonios en primera persona, aunque con enunciadores falsos, contrarrestan la indiferencia que suscitan las campañas tradicionales e impersonales y llevan implícita una idea de lo que debería ser un argentino patriota, responsable y trabajador.
Fuente: La Voz del Interior
NdE: Raúl Timerman, como parte de la agencia de publicidad de Braga Menéndez, fue uno de los autores de un plan destinado a buscar manipular a los vecinos de Esquel buscando el quiebre de la Asamblea Ciudadana que promovió el plebiscito que le dijo "No a la Mina". De esta manera abortaron el plan de la multinacional canadiense Meridian Gold de instalarse en el lugar
Escuchá los audios del año 2003:
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