viernes, 14 de enero de 2011

Convocatoria a instalación visual y repudio a destrucción del mural por Ana Ale

Volveremos a tu esquina Negra Ana
El 4 de noviembre de 2010 se cumplieron 10 años del despido masivo de 117 trabajadores de Clarín, entre ellos los 10 delegados de la Comisión Interna y todos los integrantes de la Junta Electoral. Desde el 4 de noviembre de 2000 los periodistas y trabajadores de prensa de Clarín no cuentan con representantes sindicales de base, en violación flagrante de derechos constitucionales y legislación laboral vigente.
Para el 10º aniversario se organizó un acto en la puerta de Clarín, en donde muchos viejos compañeros se reencontraron luego de años. Periodistas de todas las vertientes políticas y las agrupaciones sindicales del gremio se dieron cita para recordar el hecho y repudiar la persistencia de una política empresaria antisindical y antidemocrática, así como a la complicidad de la dirección sindical de la UTPBA.
En la esquina de Tacuarí y Finochietto un grupo de creadores visuales realizamos un mural, homenaje a una personalidad que resume muchos aspectos de esa lucha y que ya no se encuentra entre nosotros: Ana Ale, delegada general de aquella comisión interna, fallecida en 2005.
Los que ese día pintamos el mural nos dimos cuenta de la potencia de la imagen invocada, a lo largo de la tarde fueron varios los compañeros de la negra Ana que se emocionaron frente a su retrato, entre ellos su compañero y padre de sus dos hijos, Pablo Llonto. La sensación de que de alguna manera habíamos creado un espacio-santuario fue confirmada por el propio Llonto en un texto que nos llenó de orgullo y emoción.
Al contrario de lo que sucede con pintadas en contra del grupo Clarín, la imagen y leyenda en nuestro mural no contenía consigna ni señalamiento alguno hacia la responsabilidad de la empresa. A la vez todos los trabajadores actuales del diario se cruzaban con una mirada que desde el muro los interpelaba e inquietaba, que movilizaba su pensamiento. Por eso nadie en la empresa de Noble dió la orden de taparla, por lo menos antes de dejar pasar un tiempo prudencial.
Así, luego de los festejos de fin de año, en un momento en donde la gente está de vacaciones o cuesta organizar acciones de desagravio, un anónimo y cobarde aerosol verde se encargó de llevar a cabo la tarea de destrozar el mural. El rostro de Ana Ale odiosamente embadurnado, su nombre y su condición de delegada cuidadosamente tapados para que nada se lea.
Pensamos que este atentado debe ser respondido con más verdad, más imágenes y más palabras. Convocar a más voces, más pensamientos. El día viernes 21 de enero desde las 11 hs. volveremos a la esquina de Tacuarí y Finochietto, esta vez llevaremos más fotos de Ana Ale, los textos de Pablo Llonto en su recuerdo, los volantes y publicaciones del conflicto del 2000, las imágenes de sus compañeros y los textos que ellos quieran escribir. Que la tristeza no vuelva a ocupar esa esquina.
Esta vez iremos más allá del recuerdo de La Negra Ale, haremos un museo callejero del atropello a los derechos de los trabajadores en Clarín.
Los esperamos.
Alejandra, José Luis, Horacio, Guadalupe, Argeo y Magdalena:

En estos momentos, el silencio de la una y media, la primavera nocturna y quizás algún trabajador de Clarín, se obsequian con la compañía de un retrato que silenciosas manos pintaron, y ayudaron a pintar, en la que hasta el 3 de noviembre de 2010 fue la esquina de la tristeza.
Conozco tan poco de ustedes que me gustaría escucharlos, en alguna noche perdida, mientras la pluma, el talento y los sacrificados pinceles han resuelto descansar.
Los vi moverse, los vi esforzarse, los vi subirse y bajarse de proporciones y de blancos y negros para sacar de un papel, a una mujer.
Ahora ustedes y ella conquistaron la esquina.
A ustedes voy a verlos, seguramente en otras noches u otros días de pintadas, combativas o no tanto.
Quería decirles simplemente que Simón y Violeta, los hijos de la Negra, y doña Juana, la mujer pobre y jubilada que perdió su hija, y un perturbado hombre enamorado han pasado, desde el jueves, varios días por la esquina. No sé si en el intento de custodiar vuestro retrato o simplemente en el intento de mirarlo una y otra vez.
La Negra está en el lugar que debe estar. En la calle; ubicada frente al otro lugar que le corresponde. Su vida, su lucha, sus compañeras, sus compañeros, el beso y la mirada que iniciaron todo.
Sólo quería, sólo queríamos agradecerles, y enviarles dos textos que se perdieron hace años, cuando ella era el inicio del recuerdo y la melancolía.
Estos que estamos aquí somos quienes la queremos.

Muchas gracias.
Pablo, Simón Viole, Juana

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