viernes, 19 de septiembre de 2008

Carmen Aristegui: “No contar con una prensa crítica y analítica daña la vida democrática”

Por Mario Casasús
Carmen Aristegui es noticia per se, en 2008 la despidieron de W Radio a pesar de conducir el programa con mayor audiencia y diversidad de opiniones en México; desde 2004 dirige media hora diaria de entrevistas en CNN capítulo Latinoamérica. En exclusiva para Clarín.cl con motivo del anuncio de la nueva filial CNN Chile, la periodista habla de su apasionante oficio y las expectativas que tiene en torno a otro canal informativo para Sudamérica, desde nuestro sur; una afinidad e infinidad de espejos para imaginarnos.

MC.- ¿Cómo te llegó la propuesta de colaborar con CNN en español?
CA.- Acabo de cumplir 4 años al aire en CNN, llegué a partir de una invitación que me hace la representación de Atlanta -en este caso Ariel Crespo, responsable de CNN en México- para plantearme el desarrollo de un proyecto de entrevistas por televisión. La idea de CNN es darle un enfoque desde México, atendiendo más al público específicamente mexicano, pero pensando que los asuntos que ocurren en México también pueden ser de interés para Latinoamérica y el resto del continente. Me parece una muy buena oportunidad, venía saliendo del Canal 52 con Javier Solórzano –por razones diversas- decidí separarme de dicha televisora capitalina, coincidentemente y tiempo después recibí la invitación de CNN, con un resultado para mí muy satisfactorio, abrimos una ventana mexicana para la conexión de la problemática en otros países.

MC.- ¿En CNN te dieron total libertad para elegir el perfil editorial de tus entrevistas?
CA.- Se da entre CNN y yo un concepto que ellos llamaron alianza periodística, cuando estuvo en México Christopher Crommett -Vicepresidente de CNN- para anunciar en rueda de prensa el arranque del proyecto, utilizó el término “alianza periodística”. De tal manera que se ponía la idea de una gran cadena internacional como CNN y una periodista mexicana –con un ámbito de acción limitado en radio y televisión nacional- que estábamos en coincidencia con criterios editoriales de abordaje de las cosas; el convenio entre CNN, implica que yo desarrollo los contenidos a lo largo de cada día, elijo en función de los temas que están a la vista de todos, los personajes que me parecen más apropiados para hablar de tal o cuál asunto; desde que empecé, a la fecha la relación ha sido espléndida; ha sido de un enorme respeto mutuo, lo que hemos logrado, a quienes hayamos podido convocar, es producto de un ejercicio libre del criterio periodístico en atención a los temas que están ocurriendo.

MC.- Les ha funcionado, al punto que después CNN abrió “Noticias México” y en febrero de 2008 se anunció oficialmente la nueva filial “CNN Chile” ¿qué escuchaste en los pasillos sobre la nueva representación?
CA.- He oído algo muy por encima, leí el comunicado oficial, pero no tengo ningún detalle preciso que ofrecerte, no estoy involucrada directamente con la operación de otros países y CNN en Latinoamérica, mi relación con CNN es básicamente por el programa que transmitimos todas las noches a las 10pm, de lunes a viernes. Desde mi punto de vista es una buena noticia, probablemente CNN Chile desarrollará un concepto similar a lo hecho en México, precisamente con la idea de establecer un mayor grado de cercanía con la audiencia, si quien hace el informativo y las entrevistas está relacionado con el medio local y las noticias se originan en el propio país.

MC.- En referencia a los “prófugos de la opinión pública” aquí por lo menos tenemos espacios para denunciarlos, pero en el contexto chileno no hay prófugos de la justicia, ni de la opinión pública, ante la nula apertura periodística…
CA.- Debo aclararte que la frase “prófugos de la opinión pública” no es mía, cuando la comenté en Cuernavaca debí darle el crédito al autor intelectual, es que ya me la apropié (risas).

MC.- ¿Un poeta?
CA.- No, se trata de un abogado, Humberto Lira Mora; no sé si fue padre político de Arturo Montiel pero después se distanciaron, lo invité a una entrevista para que diera su opinión sobre el gobernador mexiquense y en sus disertaciones de lo que sucede en la vida nacional y en la administración del Estado de México, Humberto Lira hablaba de lo que aquí es evidente: “la ineficacia de la justicia y un montón de escándalos que no tienen consecuencias políticas ni jurídicas reales, generan mucha opinión adversa en la sociedad”. La frase es de él y me parece muy apropiada para hablar del efecto que puede causar la prensa crítica, una prensa que señala el abuso de poder y deja mal parado al sistema de justicia de nuestro país. Cuando tú afirmas que en Chile el asunto se encuentra concentrado y cerrado, eso evidentemente es una mala noticia para cualquier nación que pretenda una mínima vida democrática; conste que en México no estamos hablando de la plenitud de una vida democrática y tampoco en el ejercicio de la libertad de expresión, a pesar de las limitaciones del caso, aquí cabe una oxigenación, cabe un airamiento de situaciones del ámbito político; ante tu afirmación de que en Chile los periódicos y televisión no abordan amplia y críticamente las cosas, es evidente: no tener una prensa libre, no contar con una prensa crítica, analítica y competida daña el ejercicio de la vida democrática, en perjuicio del derecho ciudadano a estar bien informado, para constituir una sociedad vigorosa, vigilante y contrapeso de los poderes políticos.

MC.- En algunos casos los daños son contra l@s periodist@s, una pregunta obligada es tu salida de W Radio (Televisa & Grupo Prisa) ¿con la muerte de Jesús de Polanco identificas otro giro en la postura informativa de Prisa?
CA.- Indudablemente, yo diría que después de lo vivido, me queda claro que Prisa hizo y hace cosas en México que no se atrevería hacer en España, me parece que Prisa tienen un tratamiento diferenciado entre su ámbito natural -España- y lo que son los otros países donde tienen muchos negocios; en el caso mexicano, debo decir que durante los 5 años de relación laboral que sostuve con W Radio, el nivel de interlocución fue bueno, pudimos abrir espacios editoriales, noticiosos e informativos a pesar de la enorme presión, fundamentalmente del socio Televisa.

Reconozco que Prisa mantuvo una posición firme para defender nuestro proyecto editorial, tal es así que en algún punto de la compleja relación entre Prisa, Televisa y nuestro informativo, llegó a premiarnos simultáneamente -a Televisa y a mí- con los Premios Ondas, como tú sabes son los galardones de una radio en Barcelona que patrocina la Cadena Ser, con una jugada premiaba a su socio en 2006 y también enviaba una señal de apoyo a la periodista que generaba presión y conflicto con ese socio al que premiaba. Prisa hizo un malabarismo para sostener el proyecto editorial acordado por nosotros, pero llegó un punto en que la presión de Televisa acabó doblando la entonces firmeza de Prisa. Por eso creo que de no haber muerto Jesús de Polanco, el asunto no hubiera ocurrido así, porque, desde mi punto de vista, la fortaleza del grupo Prisa había sido combinar con mucha habilidad e inteligencia el mundo de los negocios y el mundo de la libertad de expresión. Lamentablemente en el caso mexicano Prisa se asoció en un 50% con un gigante como Televisa, que tiene otras nociones y códigos en un país donde el tema de la libertad de expresión no se ha podido ejercer a plenitud a lo largo de muchas décadas, no hemos transitado “con todas las de la ley” a un libre oficio periodístico. Entonces Prisa se asocia con Televisa y establece una relación tensa, dos gigantes juntos, cada uno con sus lógicas de poder. El quiebre que sucedió con mi salida de W Radio significó la derrota de Prisa, en términos de su expansión editorial; la plaza la ganó Televisa –en esa sociedad 50% a 50%- hoy por hoy está absolutamente vinculado más a Televisa que a Prisa. Nosotros le dábamos identidad; quienes ahora toman las riendas de W Radio son figuras de Televisa y Milenio Diario, así que perdió la partida Prisa, sobre todo en lo editorial, en la visión distinta ante los medios de comunicación; hoy por hoy lo que se ve es una relación estrecha entre Televisa, Milenio Diario y W Radio en algo más orgánico.

MC.- Un carrusel…
CA.- Sí, la mismas personas circulan en los mismos espacios, han copado una enorme parte del espectro radiofónico, televisivo e impreso de nuestro país y el tema de la diversidad, de la pluralidad y de los otros se ha mermado seriamente, esa no puede ser una buena noticia para México. Ya no hay ni el intento de contrapunto de Prisa; se impuso el sistema duopólico, perdimos mucho.

MC.- La gota que derramó el vaso fue tu cobertura de la Ley Televisa, ¿qué pensaste al leer el fallo de la Corte Suprema que derogó la consolidación del duopolio en los medios públicos?
CA.- Me pareció un gran triunfo de la Justicia; no fue el único tema que generó tensión, pero te imaginarás que era inaceptable para Televisa, que desde una frecuencia de la concesionaria “se mencionara la soga en casa del horcado” no fue tolerable para ellos. En el tema de la controvertida Ley Televisa pudimos realizar un periodismo independiente, nuestra responsabilidad está con la audiencia y los ciudadanos, por encima de los intereses de negocio del concesionario radiofónico – los dueños del balón- las consecuencias son claras y se pueden percibir. Yo no tengo remordimiento, un agravio del tamaño de la Ley Televisa, un atraco de ese tamaño a la nación, por más que estuviéramos sentados en un sillón con las siglas Televisa Radio, no podíamos dejarlo pasar y simular que no ocurría nada, o caer como otros colegas en este garlito que había “un conflicto de interés al hablar del asunto”, ¡conflicto de interés al no hablar del tema con la audiencia de un tema tan importante! Muchos no quisieron entrarle a la cuestión alegando que no se puede ser juez y parte, según ellos eso los inhabilitaba. Yo creo que fue un error o una manera…

MC.- ¿Miope?
CA.- Iba a decir elegante, pero no lo fue, más bien comodina, de sacarle al bulto y de eludir una responsabilidad social de informar a la audiencia lo que pasaba. Ahí el tema con mayor tensión entre los dos socios de W Radio; finalmente logramos sortear el asunto hasta que la Suprema Corte de Justicia le dio la razón a los críticos de la Ley Televisa y con todas sus letras falló como inconstitucional las partes fundamentales de aquella Ley. Yo tengo la conciencia muy tranquila, me quedé sin trabajo, pero hicimos una cobertura informativa a la altura de la necesidad de la sociedad mexicana, en donde a pesar de que yo tenía una opinión y la expresé –por escrito en Reforma y durante mis comentarios en la radio- eso no significó que no escucháramos a todas las partes, tanto oímos a los críticos de la Ley Televisa, como a los promotores, que no era fácil encontrar a alguien que diera su cara para defenderla. También se agregó a la tensión entre Prisa y Televisa el tratamiento de la Reforma Electoral, que todavía nos dio tiempo de abordar; nos costó haber buscado un contraste muy fuerte, con lo que fue una avalancha propagandística contra la legislación electoral, en tanto los concesionarios invitaban “a los comunicadores” para enfrentarse a los senadores de la República, yo decidí no acudir, me parecía que era un acto intimidatorio, más que la presencia de una industria que se sentía afectada; era lamentable enviar a los comunicadores –las voces conocidas y poderosas- que dirigen la mayor parte de las interpretaciones que se generan en este país. Al día siguiente de la escena, creí que era importante escuchar a los senadores, invité a los tres coordinadores parlamentarios (PRD, PRI y PAN) para que expusieran la reforma, porque los mexicanos sólo habíamos visto una andanada en contra de la nueva Ley Electoral, acusándola de “chavista”, de atentar contra la libertad de expresión, de confiscatoria, pero no se le informó a la audiencia, se le calificó en una campaña desusada, nosotros contrastamos la corriente “opinativa”. La industria no simpatizó con nuestra idea, fue vista como traición de mi parte.

MC.- ¿No te sientes desocupada fuera del espectro radiofónico? ¿en qué trámite va la negociación para regresar a la radio?
CA.- No estoy desocupada estrictamente hablando, sigo con mi atención permanente a los asuntos informativos porque tengo el programa en CNN y aunque no lo tuviera, es una adicción como tú puedes comprender, la tenemos compartida (risas). Escribo una columna quincenal en Reforma, tampoco estoy desocupada porque he dedicado gran parte de mi tiempo a visitar universidades al interior del país; hace poco participé en la Cátedra Julio Cortázar de la U de Guadalajara, con ustedes en la Universidad de Morelos, en Monterrey, ayer en Aguascalientes, el fin de semana en Mérida, de ahí a Tabasco, ha sido estimulante colaborar en conferencias universitarias, creo que ya puedo viajar gratis a Europa con las millas acumuladas (risas), así que debo agradecerlo a las universidades que me han invitado. Extraño la radio, deseo regresar, es parte de mi vida, estoy negociando una experiencia singular que no te la voy a contar al aire, he tenido contacto con varios concesionarios, creo que no es conveniente regresar si no se dan las condiciones básicas, en la apertura, en la libertad de expresión y con la capacidad de maniobra necesaria para el equipo que hemos formado durante este tiempo y continuar nuestro trabajo.

MC.- Quincenalmente te leemos en Reforma; escribiste el prólogo para la novela Los periodistas de Vicente Leñero; sabemos de tu amistad con Julio Scherer y Carlos Payán, aún así ¿amas la radio por encima de todos los medios?
CA.- Amo la radio por supuesto y le tengo un enorme respeto a la prensa escrita, mi colaboración quincenal en Reforma es un contacto; respeto muchísimo a los periodistas que escriben día a día, por ejemplo Miguel Ángel Granados Chapa, lo admiro por su aguda inteligencia, nunca quita el dedo del renglón, tiene una constancia y consistencia que nos demuestra la fuerza de la palabra escrita. Lo mío es más efímero, lo mío es el mundo del aire. En el sentido de que dices algo y se registra de cierta manera; lo escrito es otra cosa, tiene otra connotación –no desprecio lo que hago, ni de broma- el universo de lo escrito tiene otra magia, otra fuerza e impacto entre los ciudadanos. Sobre mi relación personal con periodistas destacados de México, tengo realmente muchos quereres: don Julio, Carlos Payán, Miguel Ángel Granados Chapa, René Delgado, en fin, colegas que aprecio y que me dan de regreso muchísimas cosas, yo soy beneficiaria de la prensa escrita por esa vía.

MC.- ¿Formarás parte del Consejo Editorial de Le Monde Diplomatique?
CA.- La semana pasada entrevisté a Jean Francois Boyer para dar cuenta del regreso de Le Monde Diplomatique a México, al preguntarle sobre quiénes integran el Consejo Editorial, el director francés de la filial mexicana dio los nombres y en broma dijo que me invitaría, tal vez hablaba en serio y tiene intenciones, pero no lo han formalizado.

MC.- En tu oficio ¿a quién prefieres entrevistar? ¿políticos o escritores?
CA.- Los dos, me gusta la versatilidad que da nuestro oficio, así como tú mismo puedes entrevistar al poeta Mario Benedetti o al abogado Joan Garcés. Me gusta entrevistar a los políticos cuando están en un momento candente, cuando son “hot people” cuando millones de personas están siguiendo cada uno de sus gestos y quieren saber cómo respiran, qué dicen, cómo sudan, cómo frasean, me parece muy excitante tenerlos de frente y preguntarle lo que muchas personas quieren saber de un López Obrador, de un Subcomandante Marcos, de un Muñoz Ledo, en fin, los personajes que son el carrusel político nacional. Pero también cuando te detienes con otro filón…

MC.- Un fin estético…
CA.- Exacto, cuando no vas con los colmillos de fuera queriendo sacarle la frase a alguien, sino con un tono pausado, más placentero, escuchar a un Joan Manuel Serrat, a un Mario Benedetti, ¿quién te gusta? Con los políticos hay otro tipo de repercusiones, si la frase que dijo tu entrevistado tiene un efecto en la opinión pública, si detona una circunstancia es interesante. Una tercera vía de nuestra tarea, es mostrar ya no sólo el dicho o la revelación de alguien, sino cuando tienes la posibilidad investigar y te topas con un documento, con una grabación que te permita desatar un fenómeno, como fue el caso de Lydia Cacho o los peritajes médicos del caso Zongolica, ese otro filón de nuestra tarea te deja enganchado para siempre en el periodismo.

MC.- Finalmente, ¿quién te falta por entrevistar? y utilizando el recurso literario ¿con qué personaje histórico te hubiera gustado conversar?
CA.- Es una pregunta que siempre le quiero sacar la vuelta; aunque suene trillado, un personaje, de los pocos líderes mundiales en los que nadie podría reparar en contra, Nelson Mandela me parece que ya es patrimonio de la humanidad, por su significado y su talante comprometido por la libertad de Sudáfrica. De los muertos, nuestro entrañable Emiliano Zapata, hubiera sido maravilloso tenerlo enfrente, querer escucharlo en función de su vida, sus aspiraciones y sueños.

Fuente: El Clarín de Chile

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