martes, 6 de noviembre de 2007

Marcelo Saín: "Pareciera que hay medios que financian el delito"

Marcelo Ruiz / MDZ
Interventor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.

Crítico, ácido e irónico, el interventor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) arremetió con dureza contra algunos medios que sólo se encargan de hacer públicos los delitos de los roba-equipajes en Ezeiza, pero que no llevan a la Justicia la denuncia.
“Quien filmó ese video estaba robando junto con esas personas”, indicó Sain, haciendo parte de esa mafia a los medios donde fueron difundidas las imágenes.
Asimismo –como especialista en diversos temas relacionados con la seguridad- se refirió a la situación en Mendoza, el sistema penitenciario “esclavista” y al siempre polémico pedido de mano dura por parte de algunos sectores sociales.
“(La mano dura) es una política selectiva socialmente, cuasifacista, idiota y estéril desde el punto de vista de la eficacia”, se despachó.

-En su principal spot de campaña, el gobernador electo, Celso Jaque prometió bajar el delito el 30% en seis meses. ¿Esto es posible? ¿Mediante qué mecanismo se puede lograr?
-Los temas de la seguridad no pueden ser tratados con proclamas y slogans. Requieren de estrategias más profundas, considerando la estructura policial y judicial, y elaborando estrategias focalizadas sobre el conjunto de problema. Es riesgoso políticamente establecer plazos en temas tan complejos como el delito y establecer compromisos políticos. En el crecimiento o reducción de determinada problemática delictiva intervienen también aspectos que no son objetos de manipulación por parte de una gestión política, como son los culturales, sociológicos, económicos.

-¿No cree que es arriesgado este compromiso de Jaque?
-El que se pone en camisa de once varas es el político que se apropia de un discurso en el que se coloca como protagonista del descenso del delito, porque el día que aumenten va a quedar como el responsable de los hechos. Y no es cierto ni una cosa ni otra. Yo tendría un poco más de cuidado en ese tema de postulaciones electorales, porque ahora el contrato social ya está firmado, y en seis meses habrá que bajar esos índices.

-¿Influye en algo que se saquen más policías a la calle?
-No, eso es un mito. Tener un policía en bicicleta en la esquina de tu casa no resuelve los problemas. Yo imagino que el gobernador electo lo sabe y detrás de ese compromiso tendrá una gran estrategia y un equipo de gestión. No hay que olvidarse que él es el encargado de la gestión de la seguridad y no la estructura policial, porque ya ha quedado demostrado en Argentina y Mendoza que los policías sirven para algunas cosas en materia de seguridad y en otras no.

-El ministro de Seguridad, Alfredo Cornejo muchas veces se refirió a que la inseguridad no era más que una sensación instalada por los medios. ¿Estás de acuerdo con esta idea?
-La prensa tiene un enorme protagonismo en la cobertura informática y en la formación de opinión. Es un actor político, le gusta juega jugar con el poder. También manipula los temas de la seguridad y forma opinión, por ejemplo, si sólo da cobertura a delitos a mano armada, violentos y dándole un toque extremadamente dramático y escandaloso. Pero también tenemos que saber que tenemos prensa latinoamericana de un país latinoamericano. Hay buenos y malos periodistas y medios, y éstos son actores políticos que construyen interpretaciones sobre estos fenómenos. A mí me pasa en Ezeiza, que hay un grupo económico y mediático muy importante como Telenoche (canal 13) y TN que, como yo no permito que su periodista entre a un área restringida, me transformo en objeto de una cuasi extorsión, se nos acusa de coartar el derecho.

-Hablando del tema, ¿cuál es la situación hoy en Ezeiza, luego de las cámaras ocultas de TN y Telenoche de los roba equipajes?
Esas imágenes no llevaron a la cárcel a nadie. Telenoche no hizo ninguna denuncia judicial, sólo hizo cámaras televisivas. De ese caso hicimos la denuncia nosotros al día siguiente, es mentira que lo habían judicializado, como dijeron. Nosotros venimos hace un año con esta investigación que ya lleva 16 detenidos, entre los que se encuentra personal de Intercargo –empresa encargada del transporte del equipaje, agentes de seguridad privada, suboficiales de la Fuerza Aérea, de la Marina y del Servicio Penitenciario Federal. Metimos presa a gente, ese es el objetivo del Estado, no mostrar en una cámara.

-O sea que independientemente del video, la investigación judicial ya estaba en curso
Hace un año, pero nadie le presta atención, porque los medios tienen periodistas que cubren de todo. Entonces, una de dos: o son genios los periodistas, o saben muy poco de cada una de las cosas. Hay que destacar que parte de la organización deja de actuar en el momento en que se producen las cámaras ocultas de Telenoche Investiga. Lo que estoy diciendo, que más tarde se supo, es que parte de esta organización vinculada a la que desarticulamos era la que figura en los videos de Telenoche. Hoy esos delincuentes están impunes.

-¿Está diciendo que todo el equipo que participó de esa cámara oculta estaba metida en la mafia?
-Sí, es claro. Pero quien filma eso –que comete delito junto con ellos- ha viajado al exterior y reside allí. Yo me pregunto cómo se financió eso. No será que algún medio estará pagando a algún delincuente para que filme su delito y así tener tres días de programa, porque entonces estaríamos diciendo que –si se confirma esto- pareciera que hay medios que financian el delito para tener más rating, que algún medio está financiando el delito para poder tener una cámara oculta. Quien filmó ese video estaba robando junto con esas personas. Imagino que no habrá tenido apoyo de algún medio, porque si no tendremos que pensar que los medios están comprometidos con el delito con tal de conseguir una imagen.

-Los roba equipajes, el caso que recientemente ha tomado estado público, ¿son sólo una mínima parte de grandes organizaciones que existen dentro del sistema?
-Son grandes mafias. En cada procedimiento que hacemos del robo de equipajes y mercadería, siempre recaen en personal empleado de la empresa Intercargo. Entonces hay que sospechar que la empresa es un agujero negro. El problema es que es una empresa estatal y el 80% depende del Ministerio de Planeación e Infraestructura, mientras que el 20 restante a Defensa. Pero está conducida por una cúpula empresaria que ha desatendido estos problemas y que lo único que sabe hacer bien es facturar por la prestación de servicio, pero que nunca ha tenido política de control del personal, de asuntos internos. Y un sindicato que ampara a estos empleados ladrones.

-¿En el Estado hay conocimiento de esta mafia que opera?
-El Ministerio del Interior sí que conoce esto, porque PSA es el Estado. Pero el resto del Estado parece que está del otro lado del mostrador, porque no se han visto acciones integrales, pese a las veces que hemos hechos procedimientos. Si ven que cada 10 días hacemos operativos y salen 10 empleados esposados, ¿no deberían preguntarse si hay un problema estructural? ¿Tendrán cojones para hacerse cargo de este problema o también estos directivos están siendo apretados por el sindicato y la mafia que hay adentro?

-¿Cómo califica su labor en Ezeiza desde que ingresó –hace cerca de tres años- hasta la fecha?
-Yo en Ezeiza apagué un incendio. Hemos resuelto estructuralmente el problema y hoy se ven modalidades delictivas históricas de hace 50 años porque le pusimos luz nosotros. Hoy la prensa habla de los robos en los aeropuertos gracias a nosotros, porque los robos no empezaron ese día de agosto del 2007 en que Telenoche hizo las cámaras. Pero no nos hemos abocado al discurso de mano dura, de uso de la fuerza, y eso que había una situación apremiante. Creemos que venimos por buen camino y venimos desarticulando organizaciones que, inclusive, están compuestas por personal propio que termina encarcelado, sin protección institucional.

-Todo esto sin recurrir a la mano dura...
-El discurso de la mano dura no es exitoso desde lo político, es bastante tonto. Igual queda mucho por hacer. Hay problemas que son de infraestructura y exceden lo policial. Se necesita un sistema donde exista automatización de traslado de equipaje, de control con scanners y un sistema de cámara. Si no existe esto, no hay sistema policial que pueda dar cuenta de la problemática de los robos. Porque además hay una cultura muy fuerte de los trabajadores del sector apegada al robo. Hemos hecho una planificación estructural, una acción policial. Nosotros desafiamos el discurso de mano dura y demostramos que es posible desarrollar y garantizar acciones policiales exitosas.

-¿Es posible calificar del uno al diez la seguridad aeroportuaria hoy?
-Si yo digo que el sistema de seguridad policial, de inteligencia criminal y de investigación que nosotros implementamos en estos tres años no lo tiene ningún otro país de América Latina, vos me vas a decir que cómo hacen para hacer esto (robos de equipaje). El punto es que hay muchas investigaciones en curso y yo no las puedo contar. Eso se va a ver dentro de meses, cuando saquemos esposados a más de 20 personas. La planificación esta hecha. Yo no lo evaluaría con porcentaje. Hoy en el país se sabe qué hacer, como invertir y que estrategia desarrollar. Ahora le tocará a otras áreas del Gobierno superior llevar adelante estas estrategias.

-Cambiando un poco de tema, y volviendo a la realidad en Mendoza. ¿Considera que desde el motín del 2001 hasta hoy ha habido un endurecimiento en la política penitenciaria?
-En Mendoza no existió ningún endurecimiento. Si existió una desarticulación, y es un sistema penitenciario esclavista. Lo único que tengo que hacer es remitirme al informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde se ha llamado al Estado argentino a resolver la situación de hacinamiento y condiciones de ejecución penal de Mendoza y otras tantas cárceles dentro del país. Acá Mendoza ha sido un poco el estigma, pero no ha sido muy diferente la situación de otros servicios penitenciarios.

-¿A qué se refiere con “sistema esclavista”?
-A que indudablemente no están cumpliendo penas los reclusos. Lo que están haciendo es vivir una situación tortuosa, que esto puede satisfacer a algún sector social del país que no se animan a apretar el gatillo y que verían con muy buenos ojos un Estado policíaco. Si alguien está de acuerdo con la pena de muerte en cómodas cuotas con la aplicación de la ejecución penal, que lo digan de forma abierta. Eso es muy propio de la clase media de nuestro país, apegada a comportamientos pocos apegados a la legalidad, que reclaman un Estado policíaco pero que lo lleven a cabo los “patanegra”, es decir los policías y guardiacárceles.

-¿Cambiará en algo el panorama con el complejo Almafuerte?
-Es un muy buen complejo. A los presos hay que tratarlos como lo que son, personas que están cumpliendo una pena privadas de la libertad. En comparación con el penal actual, obviamente que es mejor. Yo creo que Mendoza va a salir de este trance, y creo que hay conciencia social y política de que tienen que resolver el sistema de ejecución penal de otra manera. Una política de seguridad no se puede estructurar en un sistema penitenciario, hay instancias previas. La población penitenciaria de nuestro país es selectiva desde lo social.

-¿A qué se refiere con eso?
-A que el sistema penal argentino está armado para la flagrancia de robos y hurtos de los “negritos” pobres, desválidos y vulnerables socialmente. El mercado minorista de droga en Argentina es un mercado estructurado sobre sectores de clase media y clase alta. Sin embargo, no ves en la cárcel este tipo de gente, ves todos morochitos que no se pueden pagar una defensa. Y claro, porque es más fácil investigar un delito rústico y poco elaborado –el que cometen estas clases- que la evasión de impuestos, el lavado de dinero o el fraude bancario. El 90% de los casos son flagrancias de robos y hurtos, o tenencia para el consumo. Esto es el hazmerreír del sistema penal en el país.

-Desde hace tiempo en Mendoza, grandes sectores de la sociedad exigen un endurecimiento de las políticas penitenciarias y del régimen de excarcelación. ¿Esto soluciona algo?
-Ha habido un ping pong de declaraciones, pero no de acciones. Existe en Mendoza una sobreactuación discursiva, de endurecimiento pero que no se tradujo en acciones. Tuvo que ver con una puesta de escena más mediática que como política de seguridad. Me asombra mucho la importancia que le dan a las declaraciones públicas de seguridad en Mendoza, y no hay una lectura de esas palabras en relación con las acciones concretas.

-¿Y tanto palabrerío lleva a algo?
-Mendoza es una de las provincias que más ha avanzado en el debate sobre seguridad pública desde la reforma de fines de los '90. Esta provincia ha puesto en tela de juicio el tema de motines y cárceles, se ha discutido fuertemente con un nivel de altura académica e institucional muy importante como en ningún lado. Acá hay condiciones institucionales, sociales y políticas para emprender una política seria en seguridad. Yo no soy partidario de grandes discursos altisonantes.

-¿Cree que Mendoza es una provincia con una mentalidad proclive a la mano dura y una visión conservadora?
(Con ironía) El caso Bordón, que fue asesinado por policías mendocinos, está bien, ¿no? Es decir, controlar a algún joven borrachito a través de su homicidio. ¿Eso es lo que la clase media y alta mendocina está proclamando como política de seguridad? Porque yo les digo que han sido el peor ejemplo para la Argentina de lo que es la mano dura. Es muy difícil salirse de ese discurso. Y cuando uno dice mano dura en la sociedad mendocina, se habla de la opinión de la clase media-alta y alta.- Yo no sé si los sectores populares de Mendoza están de acuerdo con la mano dura, porque en general es en ellos sobre quienes recae. Otra pregunta que hago es quién se hace cargo de la mano dura, ¿la policía brava?. Y claro, ¿es brava para los empleados que evaden impuestos? ¿Para la clase media del fraude bancario? ¿Por qué no hay blanquitos ricos en las cárceles mendocinas? Porque este reclamo de la mano dura parece ser muy selectivo socialmente. La mano dura tiene siempre que caer para los pobres y los negros. Entonces es una política selectiva socialmente y cuasifacista e idiota y estéril desde el punto de vista de la eficiencia.

Fuente: Mendoza On Line

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